ECSA pide claridad y uniformidad en el tratamiento legal de las aguas de lavado de los scrubbers de ciclo abierto
Los armadores europeos, representados por ECSA, han urgido a los Estados miembros de la UE a adoptar una posición uniforme y estable a largo plazo sobre las descargas al mar de las aguas de lavado de los depuradores de gases de exhaustación de los motores de los buques (scrubbers) que operan en ciclo abierto.
Como es sabido, desde el próximo 1 de enero de 2015, con arreglo a las normas europeas e internacionales, todos los buques que naveguen en las zonas de control de emisiones de azufre (SECAs) deberán utilizar combustibles con un contenido máximo de un 0,1% de azufre, o bien sistemas de depuración de los gases de exhustación, como los scrubbers, que utilizan agua para eliminar de dichos gases los óxidos de azufre.
Si bien estos sistemas están expresamente permitidos en la Directiva 2012/33, que regula el contenido de azufre de los combustibles marinos, los armadores europeos que han invertido cantidades de varios millones de euros por buque para su instalación están preocupados por la aplicación divergente que algunos Estados hacen de la Directiva Marco del Agua 2000/60 (DMA).
La DMA, adoptada en el año 2000, establece límites para las descargas de determinadas substancias en puertos, estuarios y zonas costeras, que no son uniformes, sino que difieren en función de la calidad del agua en las mismas. Además, prevé una reducción progresiva de las descargas de algunas substancias y una prohibición absoluta en algunos casos. Más aún, las transposiciones que los diferentes Estados han hecho de la DMA tampoco son uniformes.
De lo anterior se deduce que las descargas de algunos sistemas de scrubbers de ciclo abierto que están permitidas por la Directiva 2012/33, específica sobre esta materia, y por el Anexo VI del Convenio MARPOL, en el que se basa aquella, podrían estar prohibidas por las normas con las que algunos Estados miembros de la UE han traspuesto la DMA.
Patrick Verhoeven, Secretario General de ECSA, afirma que “esta incertidumbre pone en grave situación de inseguridad jurídica a los armadores que han realizado cuantiosas inversiones en sus buques al instalar scrubbers para cumplir las normas sobre calidad del aire. Es fundamental que se aclare cuanto antes esta situación con una decisión que no penalice a los armadores que han invertido de buena fe”.
Una de las empresas más afectadas por esta situación es la naviera danesa DFDS, que cuyo director ejecutivo es el actual vicepresidente y próximo presidente de ECSA, Niels Smedegaard, y que ha instalado scrubbers en 8 de sus buques, con un coste total de unos 65 millones de euros.
(13-10-14)