La Comisión sigue empeñada en avanzar en la reducción de las emisiones de CO2 del transporte marítimo. El comunicado parece descartar el comercio de emisiones y no reconoce las medidas ya adoptadas por la OMI para reducir las emisiones de los buques existentes.

El pasado 1 de octubre, el Vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Siim Kallas, y la Comisaria de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, emitieron un comunicado conjunto sobre emisiones de gases de efecto invernadero por el transporte marítimo.

En el mismo, de entrada reconocen que “el transporte marítimo es un sector global que precisa de soluciones globales para hacer frente a su impacto ambiental”. Pero afirman que las medidas adoptadas hasta la fecha no son suficientes: la OMI continúa trabajando en el desarrollo de nuevas normas para su aplicación global, “pero necesitamos conseguir una reducción rápida de las emisiones, para lo que resulta necesario dar pasos intermedios, como podría ser la aplicación de medidas de eficiencia energética también para los buques existentes”.

Su intención es poner en marcha, a comienzos de 2013, un sistema de monitorización, información y verificación de las emisiones del transporte marítimo basado en el consumo de combustible. “Un enfoque simple, robusto y posible a nivel global”, que esperan que ayude a conseguir avances a nivel mundial. Al mismo tiempo, “vamos a seguir en contacto con las partes interesadas para identificar qué medidas podrían lograr el objetivo europeo de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero”.

Por una parte, resulta positivo que esta declaración conjunta ya no menciones la inclusión del transporte marítimo en el sistema europeo de comercio de emisiones. De hecho, el mismo día, en otro foro, Elina Bardram, responsable de la unidad de la CE sobre el mercado de emisiones de CO2, reconoció que la aplicación del sistema de comercio de emisiones al transporte marítimo “cuenta con fuerte oposición por otros departamentos de la CE”, refiriéndose seguramente a transportes.

Por otra parte, la Comisión  es injusta al valorar las medidas hasta ahora acordadas en la OMI y parece olvidar que, a partir del 1 de enero de 2013, los buques existentes deberán llevar a bordo un Plan de Gestión de la Eficiencia Energética que recoja las medidas de ahorro energético que aplica cada buque. Un reciente estudio de Lloyd’s Register y Det Norske Veritas para la OMI consideraba que entre 2013 y 2020 los efectos del Plan de Gestión de la Eficiencia Energética serían mucho más relevantes que los de otras medidas y estimaba que para 2020 del mismo se deduciría una reducción de emisiones de más de 120 millones de toneladas de CO2.

(4-10-12)

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