El pabellón suizo se creó el 9 de abril de 1941 en plena Segunda Guerra Mundial para garantizar la importación y abastecimiento de materias primas y no depender de terceros países. En 2017 la flota mercante de pabellón suizo ascendía a casi 50 buques de seis armadores. Hoy solo son 14 buques de dos navieros: uno con sede en Zúrich; el otro, en Morges, a orillas del lago Lemán, cerca de Lausana.
Tampoco hay marinos suizos. Mientras que en 1967 había 611 oficiales y marineros suizos embarcados, ahora estos se pueden contar con los dedos de una mano. Según el registro del DFAE, “Todavía hay dos oficiales de cubierta y un cadete de nacionalidad suiza que navegan en buques de pabellón helvético”. Tres oficiales trabajan en buques de pabellón extranjero con un certificado de aptitud suizo o un certificado extranjero reconocido.
La Oficina Federal de Navegación Marítima sigue teniendo su sede en Basilea y su jefe ostenta el rango de embajador. Abastecer a Suiza a través del puerto de Róterdam y luego por el Rin hasta Basilea —ya sea con cargueros de bandera suiza o de otras nacionalidades— sigue siendo tan importante como siempre.
Para Jean-Noël André, director general de la naviera Suisse Atlantique (Suisat), “tener una bandera nacional es una decisión política. Está vinculada a una estrategia marítima. El pabellón debe ser capaz de representar los valores específicos de Suiza, pero también debe ser suficientemente competitivo y atractivo para que los armadores trasladen sus buques a esta bandera”.
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